Entendiendo la creatividad
Guardemos los estudios de psicología, neurociencia, educación y filosofía para otro momento. La creatividad es, para todos nuestros fines y propósitos, la capacidad de crear algo, sacar de la nada una solución, producto, arte o cualquier idea.
Para desmitificarla, el primer paso es entender que, cuando decimos “nada”, no lo decimos literalmente, las ideas humanas siempre parten de algo: experiencias pasadas. Dicho de una manera más exacta:
Para aquél que solo conoce el martillo, cualquier tornillo es clavo.
Lo que diferencia a las personas creativas del resto es un amplio repertorio de recursos y una capacidad de recorrer, desmontar y montar nuevamente sus vivencias. Es combinar lo que sabes con lo que conoces para hacer algo nuevo. Así, para poder liberar tu potencial creativo debes seguir estos dos pasos:
Expande tu repertorio de experiencias
“Viaja, conoce otras culturas. Hospédate en una villa de criadores de llamas bolivianas por una semana. Luego, ve a París y toma un curso de francés. Pinta en óleo el Sena o la Torre Eiffel usando una boina y un pincel a la luz de la primavera. Pasa por Japón en el camino de vuelta y experimenta la vida en un hotel cápsula por unos días. Ciertamente, esto abrirá tu cabeza.”
Este sería el consejo que te daría si quisiera ser obvio, perezoso e inconveniente. Por supuesto que no tienes que hacer eso. Lo que realmente debes hacer es:
Deja tu coche en casa y toma un autobús: toma un camino diferente al trabajo si vas a pie. Presta atención a la ciudad, percibe de manera diferente lo que has visto mil veces.
No veas a través de las personas. Velas a ellas: acepta que todas saben algo que tú no sabes. Imagina qué es.
Toma un baño con los ojos cerrados o la luz apagada: pon tu toalla, jabón y champú cerca de ti y resiste la tentación de mirar. Sólo abre los ojos después que te seques (o después de vestirte, como prefieras).
Huele tu comida: presta más atención a tu nariz. El olfato es uno de nuestros mejores sentidos, evolutivamente hablando, y pocos lo utilizamos como se debe.
Lee más: si ya lees bastante, cambia el tema de tus lecturas. Deja a un lado los textos de autoayuda y comienza a leer novelas (y viceversa).
Baila, practica algún deporte, muévete como sea: camina, corre, vuela, surfea, nada con tiburones, no importa. Usa tu cuerpo, conoce algo nuevo de lo que eres capaz.
Crea cualquier cosa: diseña, escribe, canta, pinta. Absolutamente cualquier cosa. Crea una publicación de blog, una escultura, una nueva receta de macarrón con queso, hazte un nuevo maquillaje, lo que sea. Crear algo no necesita que seas talentoso o diestro. Aprende crear es parte de ti y no algo al alcance de pocos.
Medita: aunque sea por dos minutos, medita todos los días. No te cuesta nada y hace mucho bien.
Al exponerte a nuevas experiencias, al aceptar el riesgo de vivir nuevas sensaciones, tu cerebro va automáticamente a crear nuevos mecanismos para lidiar con ellos. No es necesario hacer algo más. Estar atento a la vida y dispuesto a hacer algo distinto de vez en cuando es todo lo que necesitas para entrar en el selecto (e inexistente) club de los súper creativos.
Todos tus conocimientos y habilidades se elevarán a la enésima potencia cuando decidas hacer uso de ellos.
Siento mucho arruinar tus expectativas de grandes aprendizajes, pero la verdad es que ser creativo es solo una elección. Salir de tu zona de confort no es difícil, en realidad. La “dificultad de crear algo” es una tontería inventada para que te quedes en tu lugar. No hacer nada es protegerse del fracaso, pero también significa protegerse del éxito.